Juan Margallo y Petra Martínez con un texto soberbio escrito por el primero. Sobre el escenario una mesa, dos sillas y un par de aparatejos móviles. No se necesita mucho más para construir un exquisito, divertido e inteligente montaje teatral.
Rectifico: se necesita todo lo enterior más experiencia y sabiduría. De todo ello derrocharon esos dos especímenes teatralles en la función que que pude ver en la Fira de Teatre de Tárrega. De hecho, quedé tan satisfecho que no asistí a ningún otro espectáculo programado y con entrada adquirida. Soy así de exagerado, o de idiota.
Reflexionan sobre la vida y el teatro con un despliegue enorme de ingenio. Salpican sus diálogos con temas variopintos que les dan pie a improvisaciones sobre la marcha. Se necesita mucho teatro encima para comprender tan bien los secretos que hacen meterse al público en el bolsillo. Lo consiguen desde el principio. Los gestos mínimos amplificaban el sentido de sus intervenciones cruzadas, superpuestas en ocasiones, pero siempre admirables. Ella y él, él y ella: sencillamente exquisitos. Cuánto equilibrio en medio de un texrto entre el absurdo y la crítica abierta hacia instituciones o casuísticas vitales.
Un regalo para el público canario si vienen por nuestras tierras.
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